
La reciente presentación del Plan México quedó eclipsada por una controversia en redes sociales, donde el vestido de Altagracia Gómez, presidenta del Grupo Minsa, se convirtió en el tema central de debate. Usuarios de X (antes Twitter) criticaron duramente el atuendo de la empresaria, señalando que, además de ser excesivamente costoso, fue de mal gusto para un evento de tal relevancia.
El vestido, de la reconocida marca de lujo Miu Miu y valuado en varios miles de dólares, contrastó fuertemente con el mensaje de desarrollo y austeridad que se buscaba transmitir durante el acto. “Mientras se habla de combatir la desigualdad, ella aparece con un vestido que podría alimentar a varias familias por meses. Es una falta de sensibilidad total”, escribió un usuario.
Además del precio, el diseño del vestido fue motivo de burlas y críticas. El moño rosa prominente fue comparado con envoltorios de regalo y adornos navideños, alimentando una ola de memes que inundaron la plataforma. “Ni profesional ni acorde al evento, parece más una pasarela de moda que una reunión para construir el futuro del país”, señaló otro comentario.
La elección de vestuario de Gómez ha provocado un debate sobre la desconexión entre las figuras públicas y la realidad económica de la población. Críticos argumentan que el incidente refleja un desinterés por proyectar coherencia y sensibilidad en eventos oficiales.
En lugar de fortalecer su imagen como promotora del desarrollo económico, Gómez ahora enfrenta cuestionamientos que podrían afectar su credibilidad. Este episodio subraya cómo las decisiones personales pueden tener un impacto negativo en la percepción pública, especialmente en momentos donde se exige mayor congruencia de quienes lideran iniciativas clave para el país.