El Papa Francisco, de 88 años, ha experimentado un agravamiento en su estado de salud. Según informó el Vaticano, el Pontífice sufrió una crisis respiratoria prolongada que requirió la administración de oxígeno de alto flujo. Además, los análisis médicos revelaron una trombocitopenia asociada a anemia, lo que hizo necesaria una transfusión de sangre. Aunque permanece consciente y ha pasado el día en un sillón, presenta más dolor que en jornadas anteriores. El pronóstico sigue siendo reservado, y se espera que continúe hospitalizado al menos una semana más para su recuperación.
La comunidad internacional ha mostrado su preocupación y solidaridad. En Argentina, su país natal, los fieles se han congregado en distintos templos para rezar por su pronta recuperación, recordando con cariño su labor pastoral en los barrios más humildes.
A pesar de las especulaciones sobre una posible renuncia debido a su delicado estado de salud, el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, ha calificado estos rumores como “especulaciones inútiles”, enfatizando que la prioridad es la recuperación del Santo Padre.
El Papa Francisco fue ingresado en el Hospital Gemelli de Roma el 14 de febrero debido a una neumonía bilateral derivada de una bronquitis. Desde entonces, su estado ha presentado altibajos, y los médicos continúan monitoreando su evolución de cerca.
La Santa Sede ha solicitado a los fieles de todo el mundo que mantengan al Papa en sus oraciones durante este difícil momento.
Enzo Guzmán